Libro de tapa dura, encolado con papel de embalar y cartulina. Ventana hecha con carton y papel de seda, para darle volumen. Realizado a base de collage y acrílico para ilustraciones.
Al abrir el libro, sus páginas se despliegan hasta formar una cruz, teniendo todas las imágenes una conexión.
El tema, un poco autobiográfico quizás, es el miedo al tiempo, una reflexión sobre el intento de encajar el proceso de la madurez, del tránsito, de lo imperecedero.
Tras una ventana cerrada, existe un espacio interior cerrado, un secreto, algo desconocido y la curiosidad del voyeur. La acción de abrirla te implica, se abren posibilidades invitandote a curiosear.
He tratado de sintetizar sentimientos y emociones en un ejercicio de poesia visual, un ejemplo de ello es el bolsillo donde se encuentran las plumas y el reloj, el tiempo vuela. Los pies son el movimiento, el vehículo que se desliza sobre el tiempo.Los pies son mi propio viaje. Los ojos juegan un papel importante en esta obra ya que son el medio tras el que todos estos sentimientos se expresan. Son la mirada interior, el ser que habito, siempre estan ahí. El simbolismo más evidente es el reloj como contador del tiempo, instrumento obvio para organizar segundos, minutos, horas...y una forma muy humana de querer controlar y atrapar el tiempo. El espejo nuestro reflejo, testigo mudo de la transición. La desnudez,ya que ante el tiempo nadie puede esconderse. La muerte...
Y es que....Al final, todo es cuestión de tiempo.
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