Soledad. Descansaba unos instantes buscando soledad, esperando que las estrellas alumbraran con su linternita. Cuando casi podía alcanzarlas, desaparecían tras el horizonte infinito. |
Libertad. Pertenecíamos a otro mundo, un mundo de añil y violeta, donde el viento era capaz de transportarnos allá donde soplara. |
Equilibrio. Paseábamos. Me gustaba comenzar por la vía abandonada. Subirme sobre el viejo y oxidado metal, convertirme en equilibrista y poner en orden mis pensamientos. |
El bo es fa esperar!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar